Una
vergüenza para el Imperio
Una vez más el mundo le dice a USA que ponga
fin al genocida bloqueo contra Cuba
Rogelio Viera
La
Habana.- Un aciago martes 13 ha dado un día de malísima
suerte para el Imperio, cuando, y ya no es la primera vez, se ha quedado solo
en su absurdo afán de seguir ahogando a Cuba para doblegarla.
Y digo solo porque quien lo acompaña en su voto contra
Cuba ya realmente no cuenta como nación independiente y soberana que pueda
decidir por sí su elección.
Hoy en la Asamblea General de las Naciones Unidas votaron 193
países. Acompañaron a Cuba en su reclamo 188, se abstuvieron 2 Islas Marshall y Micronesia, y en contra 3,
los ya sabidos Estados Unidos e Israel, y Palau, una de las siempre sometidas y
dependientes que deben bajar la cabeza.
¿Hasta donde la ira puede cegar a un gobierno que se
vanagloria de simbolizar la democracia y no ve que hasta sus más próximos
aliados se oponen a que continúe con esa inútil práctica que daña a un pueblo
libre, solidario, amante de la paz, pero que nunca se pondrá de rodillas?
Lo que un día fue una posición de fuerza hoy es un
símbolo de debilidad, impotencia y absurda obsesión, tratando de ir contra toda
la opinión mundial.
Cada vez es mayor la mancha que cae sobre el prestigio
de un país grande y poderoso que muestra irracionalidad ante uno pequeño
geográficamente pero de una dimensión moral inmensa, en su afán por aplastarlo.
La ceguera no le permite ver cuanto ganaría en medio de esta crisis normalizar
las relaciones con Cuba, pues el beneficio sería para ambos pueblos.
Por lo pronto, Cuba no está sola. Se mantiene digna y
dispuesta a seguir defendiendo sus conquistas, construyendo la obra de justicia
por la que tantos cubanos y cubanas han dado la vida y a la que no
renunciaremos jamás.
Hoy todas las naciones del planeta han reafirmado que
la razón está de nuestro lado, lo que Cuba y su pueblo agradecen y nos hace más
fuertes para resistir 50 años más si fuese necesario.
Al gobierno de los Estados Unidos le corresponderá
decidir hasta cuando seguirá violando los derechos de sus ciudadanos y la
libertad de otras naciones de establecer relaciones comerciales con nuestro
país y cuanto de su ya maltrecho prestigio ante el mundo está dispuesto a
perder.
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